domingo, 2 de febrero de 2014

Pink Martini - Hang on little tomato

 
 
Bajé las escaleras sumergiéndome en una nube clandestina de humo. No pude evitar una mueca de desagrado e inmediatamente tomé una decisión. Ese era el sitio y el momento. Me apoyé en la barra del garito y pedí un whisky con agua. Me giré y observé a la mujer que arrastraba la voz por el escenario junto al piano, la batería desvencijada, la guitarra y el clarinete. A sus pies dos parejas abrazadas se sostenían dando vueltas en una lenta ruleta infinita. Calculé mentalmente mientras acercaba mi mano al bulto de mi axila: doce balas. Suficientes. Además del grupo y las parejas bailarinas también estaban el barman con un puro encendido en los labios y la rubia de la esquina. Desde que me vio descender por las escaleras no me había quitado los ojos de encima. Incluso me pareció verla sonreír. Me temo que no voy a tener más remedio que matarla a ella también, pensé con una sonrisa. Aunque primero creo que la invitaré a un trago. Sería una lástima no poder disfrutar de esos ojos antes de que tenga que apagarlos definitivamente. Eh, Jack, amigo, pregúntale a la rubia si quiere tomar algo. Y después dime qué te debo. No me gusta dejar nada a deber. Sonrió sin quitarse el puro de los labios y se alejó para transmitir mi oferta a la rubia. De nuevo volví a tener la sensación de asco en el estómago. Desde luego, no soporto que la gente fume...

Me encanta este grupo...

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